El británico y George Russell, su compañero de equipo, prolongan sus contratos con la marca de la estrella.
A pesar de no atravesar su mejor momento juntos, Lewis Hamilton y Mercedes no han encontrado mejor alternativa que la de prolongar el vínculo que les une desde 2013, el año en el que el británico, por aquel entonces emblema de McLaren, dio un portazo a la que había sido su casa, dónde se formó como piloto, para unirse a un nuevo proyecto que, con el paso del tiempo, le permitiría igualar los siete títulos de Michael Schumacher. Allí sigue Hamilton, clavado en esas siete coronas y atado, al menos por del momento, a la marca de la estrella, que este jueves a mediodía anunció la renovación del contrato del corredor de Stevenage.
A sus 38 años, el buque insignia del fabricante de Stuttgart seguirá en el Mundial hasta 2025, cumplidos ya los 40. Una longevidad en el certamen que contrasta con el discurso que mantenía hasta hace poco, ese que invitaba a pensar que sus días enfundado en un mono de carreras estaban contados. En la previa del último gran premio, disputado en Zandvoort la semana pasada, Hamilton reconoció estar esperando el momento de volver a ganar con Mercedes, algo que no logra desde hace dos cursos (Arabia Saudí). Desde ahora tiene más cuello para lograr su objetivo, el de celebrar su octavo entorchado, para ser reconocido como el piloto más exitoso de siempre.
“Todos los días soñamos con ser los mejores y, juntos, nos hemos dedicado a conseguirlo a lo largo de la última década. Permanecer en lo más alto no es algo que se consiga de la noche a la mañana, sino que requiere compromiso, trabajo duro y dedicación”, declaraba Hamilton, que ya se encuentra en Monza. “Ha sido un honor entrar en los libros de historia con esta escudería tan increíble”, añadía el heptacampeón, que actualmente figura el cuarto en la tabla general, con doce puntos menos que Fernando Alonso. Aunque las cifras del nuevo acuerdo se mantienen dentro de la confidencialidad, es lógico pensar que esta extensión le proporcionará no menos de 30 millones de euros anuales. Esta firma, en cualquier caso, termina con el runrún casi permanente de aquellos que sueñan con verle vestir los colores de Ferrari.
Tras la catarsis que supuso para Hamilton perder el Mundial de 2021, en aquel explosivo último gran premio en Abu Dabi, el error garrafal de los técnicos en el diseño de las Flechas de Plata del siguiente ejercicio propició que su principal reclamo se desenchufara, hasta el extremo de verse superado por George Russell, su vecino, en el primer año de este en la estructura de Brackley (Gran Bretaña). Eso sí, cuando el bólido comenzó a coger empaque, ya en este 2023, Hamilton volvió a su posición de mando. La estabilidad que impera en el garaje ha sido clave para mantenerles a ambos con vistas al futuro a medio plazo, en el afán de volver a reconquistar la cima que ahora ocupa Red Bull, de la mano de Max Verstappen.
“He crecido en este equipo desde que me uní al programa de jóvenes pilotos, en 2017. Este es mi hogar, de modo que es fantástico poder extender nuestra relación hasta 2025″, celebraba el chico de Norfolk, de 25 años, séptimo en la estadística, con 57 puntos menos que Hamilton, a quien tiene al lado desde la temporada pasada.
