La Premier League permite jugar a futbolistas investigados por abusos sexuales

La importancia económica que suponen algunos deportistas para el fútbol profesional, unas normas mal entendidas de respeto a la privacidad y un reglamento poco ambicioso a la hora de poner freno a determinadas conductas. La combinación de todos esos factores ha permitido que la Premier League inglesa tenga en estos momentos al menos a dos jugadores y un directivo en activo, a pesar de que la policía mantiene abiertas sobre ellos investigaciones por abusos sexuales, según ha denunciado la BBC en una investigación exclusiva. La liga profesional y la Asociación de Fútbol (FA, en sus siglas en inglés, que es la federación de Inglaterra) han preferido primar sus intereses comerciales sobre la seguridad de las mujeres, y dejan que continúen jugando y acaparando fama personas que pueden perfectamente volver a delinquir, han asegurado sus víctimas a los periodistas de la cadena pública británica. A pesar de que la liga inglesa asegura que se toma muy en serio cualquier posible acusación de abusos sexuales, al menos siete de los veinte clubes que forman parte de la competición han tenido jugadores, directivos o entrenadores implicados en casos de abuso e investigados por las autoridades en los últimos tres años, según la BBC. Muchas de las víctimas expusieron sus casos ante los clubes o ante la propia Premier, después de acudir a la policía, para evitar que la situación se reprodujera. Durante meses se enfrentaron a una falta de respuesta, una enorme lentitud a la hora de dar explicaciones, una transparencia nula y, sobre todo, ninguna medida al respecto. Las leyes de privacidad británica impiden a la BBC nombrar a ninguno de los sospechosos denunciado por las víctimas. La normativa interna de la Premier y los clubes solo permite una respuesta ante acusaciones de esa naturaleza cuando los hechos denunciados se producen en un entorno futbolístico, o afectan a menores o adultos en situación de vulnerabilidad. Una de las víctimas ha contado a la BBC que la falta de respuesta de clubes y de la propia FA cuando les dijo que había acusado a un jugador de violación le llevó a plantearse un intento de suicidio. “No quería seguir viviendo en un mundo donde se me recordaba constantemente que las acusaciones de violación pueden ser ignoradas, mientras seas un jugador lo suficientemente bueno”, ha explicado a los periodistas responsables de la investigación. Otra mujer que sufrió una violación a manos de un jugador ha señalado que nada hubiera ocurrido si la FA y el club hubieran actuado después de las acusaciones previas de otra víctima, en 2021. El Gobierno de Rishi Sunak ha introducido en su agenda legislativa del actual periodo de sesiones de la Cámara de los Comunes una ley que crea un regulador independiente para supervisar el comportamiento ético de clubes y asociaciones de fútbol. Caroline Dinenage, la presidenta de la comisión parlamentaria de Cultura, Deportes y Medios, ha definido como “extremadamente preocupante” la información de la BBC y ha recordado que los jugadores son figuras públicas “con una cantidad enorme de influencia”. Confía, ha señalado, en que el nuevo organismo regulador pueda hacer frente a estas acusaciones de violencia sexual contra las mujeres. La información recoge con detalle los presuntos delitos cometidos por un futbolista al que llama “Jugador X”. Al menos cinco mujeres le acusan de violación, agresiones sexuales y de un comportamiento controlador. Una de ellas, a la que se nombra como Leah, denunció al jugador ante la policía por violación en julio de 2022. Fue detenido en su propio domicilio. Poco después volvió a ser arrestado por otra acusación previa de violación de una segunda mujer, llamada Kira. Ambas contactaron con el club y con la AF para darles a conocer los hechos, y recibieron la respuesta de que no podían discutir con ellas el asunto por razones legales. Meses después vieron, a través de las redes sociales, cómo el club celebraba los éxitos del jugador y le promocionaba. En el caso de Kate, otra de las víctimas, su denuncia iba dirigida contra un hombre que hoy ocupa un puesto directivo en la Premier. “Es muy poderoso, y me amenazó para que mantuviera mi silencio”, ha contado a la BBC. Le denunció ante la policía a principios de los noventa. No tuvo respuesta. El movimiento MeToo le impulsó a volver a sacar el caso a la luz pública. En 2021, el directivo volvió a ser investigado por presuntos abusos sexuales a una niña de 15 años, en la misma época en la que presuntamente abusó de Kate. El directivo ha negado las acusaciones. Sigue en su cargo.

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